Hay centros de investigación, científicos ilustres, cuerpos celestes, nombres geográficos, minerales, menas y metales, nombres mitológicos, nombres que recuerdan propiedades físicas y químicas, nombres sistemáticos sugeridos por la IUPAC y nombres referidos a supersticiones.
Hay elementos con nombres de países: galio, escandio, germanio, polonio, niponio, hesperio, ausonio y francio.
Entre los que perpetúan la memoria de nombres de ciudades, continentes, regiones o ríos se hallan, entre otros: europio, lutecio, hafnio, renio, panormio, americio, berkelio, californio, dubnio, hassio, darmstadtio.
De entre estos elementos, el profesor Román destaca el polonio, con cuyo nombre los esposos Curie quisieron reivindicar la libertad y la independencia del país de origen de Marie Curie sometido y dominado desde finales el siglo XVIII por las grandes potencias de esa época: Austria, Prusia y la Rusia zarista.
Curiosamente, esta provocadora reivindicación realizada en 1898 dio sus frutos veinte años mas tarde con la proclamación de la segunda república de Polonia.
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